Aunque Bram Stoker escribió otras novelas y relatos como La dama del sudario, La joya de las siete estrellas, El misterio del mar y El invitado de Drácula (que, según la viuda de Stoker, formaba parte de los relatos de Jonathan Harker en la versión original de Drácula antes de su publicación); Stoker es conocido sobre todo por su obra maestra Drácula, que fue publicada por primera vez en 1897. La novela está conformada por cartas que los personajes se escriben entre ellos, anotaciones de sus diarios personales y recortes de periódicos. El uso de diferentes narradores en primera persona lo vuelve interesante y ayuda a no sentirse cansado rápidamente, ya que es una novela que puede resultar cansada por su extensión. Antes de Drácula, existieron otros relatos y novelas que trataban sobre vampiros, como Carmilla de Sheridan Le Fanu, Vampirismo de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann y La Muerte Enamorada de Théophile Gautier; pero Drácula se ha ubicado como el top of mind cuando se habla de novelas sobre vampiros.
Se dice que Stoker se inspiró en la historia del Príncipe Vlad Tepes (conocido como Vlad el Empalador) para escribir Drácula. Vlad Tepes castigaba a sus enemigos y traidores empalándolos, es decir, les clavaba una estaca por el recto, la vagina o cualquier costado del cuerpo y esta estaca debía atravesar el cuerpo, mientras que las víctimas morían desangradas. Además de esta influencia, que es la más conocida, también se cree que Stoker leyó la noticia de Mercy Lena Brown, conocida como la última vampiresa de Nueva Inglaterra (Estados Unidos). Mercy murió de tuberculosis en 1892 (otros miembros de su familia y comunidad habían muerto antes de la misma enfermedad en medio de una epidemia), pero lo curioso fue que, meses después, su cuerpo aún estaba muy bien conservado. Su padre había mandado a abrir la tumba de Mercy porque sus vecinos creían que su otro hijo, Edwin Brown, estaba siendo víctima de vampirismo. Al ver el estado del cuerpo de Mercy, las sospechas crecieron y creyeron que era una vampiresa que había estado robando la vida a Edwin. La solución era sacarle el corazón a Mercy, quemar sus restos y dar de beber a Edwin las cenizas. Aunque lo hicieron, Edwin murió de tuberculosis, y la conservación del cuerpo de Mercy jamás fue explicada claramente.
Drácula y Jonathan
La novela inicia con los extractos del diario personal de Jonathan Harker, un abogado de Londres que es contactado por el Conde Drácula, en Hungría, para ayudarle con la compra de una propiedad en Inglaterra. Cuando Jonathan llega al castillo de Drácula, se da cuenta de muchas cosas que le hacen pensar que el Conde no es una persona ordinaria: no come como los demás. Ni siquiera el amigo Jonathan, que vivió con él durante varias
semanas, lo vio comer nunca. No proyecta sombra, ni se refleja en los espejos, como observó también
Jonathan. Tiene la fuerza de muchos en sus manos. Drácula toma a Jonathan como prisionero en su castillo y decide viajar a Londres. En su camino, el Conde debe pasar por la ciudad de Whitby , donde Mina Murray, la prometida de Harker, se encuentra pasando unos días en casa de su mejor amiga, Lucy Westenra. En las páginas que escribe Jonathan, podemos ver al conde a través de sus ojos, pero en las páginas de los diarios de Mina y Lucy, cuando Drácula se encuentra en Londres, el conde se mantiene como una presencia; prácticamente no aparece, solo lo podemos percibir a través del terror que provoca en Mina y Lucy.
Cuando Jonathan logra escapar de su encierro, cae a un río que pasa al lado de los muros del castillo, y es rescatado por unas monjas que lo llevan a un hospital. La monja que está cuidando a Jonathan, se pone en contacto con Mina y es así como ella tiene noticias de su prometido. Ahora Mina deberá enfrentarse a Drácula con la ayuda de Jonathan, los amigos de Lucy y Van Hellsing, un doctor holandés que jugará un papel muy importante en esta lucha por destruir al Conde. A pesar de que Drácula no aparece en la mayor parte de la novela, Stoker logra crear un ambiente que permite sentir la presencia del conde en todos los relatos, a esto hay que agregarle que Drácula posee el poder de manipular a sus víctimas, y eso acentúa su casi omnipresencia. Es esa constante sensación de que Drácula aparecerá en la siguiente página acechando a sus víctimas lo que más me gustó de Drácula. Aunque, no hay nada como cuando leemos que Drácula tiene atrapadas a sus víctimas y está bebiendo su sangre. Ese mismo terror y otras emociones que me provocó Drácula están presentes en las siguientes frases del libro:
Es la víspera del día de San Jorge. ¿No sabe usted que hoy por la noche, cuando el reloj marque la medianoche, todas las cosas demoníacas del mundo tendrán pleno poder? ¿Sabe usted adónde va y a lo que va?Y al hablar sonrió, y cuando la luz de la lámpara cayó sobre su fina y dura boca, con labios muy rojos, sus agudos dientes le brillaron blancos como el marfil.Por mi parte, caí en una especie de parálisis de miedo. Sólo cuando el hombre se encuentra cara a cara con semejantes horrores puede comprender su verdadero significado.El tiempo que esperé me pareció infinito, y sentí cómo las dudas y los temores me asaltaban. ¿A qué clase de lugar había llegado, y entre qué clase de gente me encontraba? ¿En qué clase de lúgubre aventura me había embarcado?Estoy desconcertado. Dudo, temo, pienso cosas extrañas, y yo mismo no me atrevo a confesarme a mi propia alma. ¡Que Dios me proteja, aunque sólo sea por amor a mis seres queridos!¡El castillo es en verdad una prisión, y yo soy un prisionero!Mi única duda era de si cualquier sueño pudiera ser más terrible que la red sobrenatural, horrible, de tenebrosidad y misterio que parecía estarse cerrando a mi alrededor.Al abrirse mis ojos involuntariamente, vi su fuerte mano sujetando el delicado cuello de la mujer rubia, y con el poder de un gigante arrastrándola hacia atrás, con sus ojos azules transformados por la furia, los dientes blancos apretados por la ira y sus pálidas mejillas encendidas por la pasión.Jamás imaginé yo tal arrebato y furia ni en los demonios del infierno.Sus ojos positivamente despedían llamas. La roja luz en ellos era espeluznante, como si detrás de ellos se encontraran las llamas del propio infierno. Su rostro estaba mortalmente pálido y las líneas de él eran duras como alambres retorcidos; las espesas cejas, que se unían sobre la nariz, parecían ahora una palanca de metal incandescente y blanco.¿Cómo os atrevéis a poner vuestros ojos sobre él cuando yo os lo he prohibido? ¡Atrás, os digo a todas! ¡Este hombre me pertenece! Cuidaos de meteros con él, o tendréis que véroslas conmigo.Nada puede ser más terrible que esas monstruosas mujeres que estaban allí —están esperando para chuparme la sangre.Nadie sabe hasta que ha sufrido los horrores de la noche, qué dulce y agradable puede ser para su corazón y sus ojos la llegada de la mañana.Repentinamente me llegó la idea de que a lo mejor aquel era el momento y los medios de mi condena; iba a ser entregado a los lobos, y a mi propia instigación.Todo es vasto; las nubes están amontonadas como piedras gigantescas, y sobre el mar hay ráfagas de viento que suenan como el presagio de un cruel destino.¿Era esta desolación otro enlace en la cadena de infortunios que parecía estar cercándonos? ¿Sería acaso a una mansión de la muerte a la que habría llegado, demasiado tarde?No pude evitar la tentación de hacerle una broma; supongo que ese es el gusto de la manzana original que todavía permanece en nosotras.He aprendido a no pensar mal de las creencias de cualquiera, por más extrañas que sean. He tratado de mantener una mente abierta; y no son las cosas ordinarias de la vida las que pueden cerrarla, sino las cosas extrañas; las cosas extraordinarias, las cosas que lo hacen dudar a uno si son locura o realidad.—No he dicho que estuviera viva, amigo mío; no lo creo. Solamente digo que es posible que sea una "muerta viva", o "no muerta".—¡Muerta viva! ¡No muerta! ¿Qué quiere usted decir? ¿Es todo esto una pesadilla, o qué?Nunca me habían parecido las tumbas tan fantasmagóricamente blancas; nunca los cipreses, los tejos ni los enebros me habían parecido ser, como en aquella ocasión, la encarnación del espíritu de los funerales.Nunca antes crujían las ramas de manera tan misteriosa, ni el lejano ladrar de los perros envió nunca un presagio tan horrendo en medio de la oscuridad de la noche.Nunca antes había visto tanta maldad en un rostro; y nunca, espero, podrán otros seres mortales volver a verla. Su hermoso color desapareció y el rostro se le puso lívido, sus ojos parecieron lanzar chispas de un fuego infernal.Fue mi mano la que la envió al cielo; fue la mano de quien más la quería; la mano que ella hubiera escogido de entre todas, en el caso de que hubiera podido hacerlo.El objeto que se encontraba en el féretro se retorció y un grito espeluznante y horrible salió de entre los labios rojos entreabiertos. El cuerpo se sacudió, se estremeció y se retorció, con movimientos salvajes; los agudos dientes blancos se cerraron hasta que los labios se abrieron y la boca se llenó de espuma escarlata.Entonces comenzó a susurrar: "¡Ratas, ratas, ratas! Cientos, miles, millones de ellas y cada una de ellas es una vida; y perros para comerlas y también gatos. ¡Todos son vida! Todos tienen sangre roja con muchos años de vida en ellos; ¡no sólo moscas zumbadoras!Mantuvo la mano en alto, y todas las ratas se detuvieron; y pensé que parecía estar diciéndome: "¡Te daré todas esas vidas y muchas más y más importantes, a través de los tiempos sin fin, si aceptas postrarte y adorarme!"Sentí que el cabello se me ponía rígido, como cerdas, en la parte posterior del cuello; el corazón pareció detenérseme.Con su mano izquierda tenía sujetas las dos manos de la señora Harker, apartándolas junto con sus brazos; su mano derecha la aferraba por la parte posterior del cuello, obligándola a inclinar la cabeza hacia su pecho.La actitud de los dos tenía un terrible parecido con un niño que estuviera obligando a un gatito a meter el hocico en un platillo de leche, para que beba.Entonces, el corazón me dio un vuelco: al lado de la cama, como si hubiera surgido de la niebla o mejor dicho, como si la niebla se hubiera transformado en él, puesto que había desaparecido por completo, había un hombre alto y delgado, vestido de negro.Yo estaba atolondrada y, por extraño que pueda parecer, no deseaba estorbarle. Supongo que es parte de su terrible poder, cuando está tocando a una de sus víctimas. Y, ¡oh, Dios mío, oh, Dios mío, ten piedad de mí! ¡Apoyó sus labios asquerosos en mi garganta!Estoy seguro de que el sol no se elevará hoy sobre ninguna casa que esté más sumida en la tristeza que ésta.Luego, cuando tengamos la oportunidad que estamos buscando... Cuando no haya nadie cerca para vernos, abriremos la caja y..., y todo habrá concluido.No debemos ninguno de nosotros retroceder ante la tarea... por muy tremenda que pueda parecernos. ¡La "eutanasia" es una palabra excelente y consoladora! Le estoy agradecido a quienquiera que sea el que la haya inventado.¿Sabe usted cómo es ese lugar? ¿Ha visto usted ese terrible antro de infernales infamias... donde la misma luz de la luna está viva y adopta toda clase de formas, y en donde toda partícula de polvo es un embrión de monstruo? ¿Ha sentido usted los labios del vampiro sobre su cuello?El tiempo se está haciendo cada hora que pasa más frío y hay copos de nieve que flotan en el aire, como malos presagios.Incluso en la oscuridad hay un resplandor de cierto tipo, como sucede siempre sobre la nieve, y pareció que los copos de nieve y los jirones de niebla tomaban forma de mujeres, vestidas con ropas que se arrastraban por el suelo.Todo parecía muerto, y reinaba un profundo silencio, que solamente interrumpía la agitación de los caballos, que parecían temer que ocurriera lo peor.Los caballos están casi preparados, y nos ponemos en marcha inmediatamente. Vamos hacia la muerte de alguien. Solamente Dios sabe de quién o dónde, o qué o cuándo o cómo puede suceder...
Drácula y yo
Mi personaje favorito de esta novela fue Renfield, un paciente del doctor Seward —amigo y pretendiente de Lucy—, quien es influenciado por el Conde de una forma extraordinaria. Es el personaje que más interés, asombro y terror me causó —sí, más que Drácula mismo— por todo lo que el Conde logra que él haga. Es por esa razón que no lo incluí en la reseña, porque sería dar detalles que pueden arruinar la lectura a quienes aún no han disfrutado de Drácula. Aquí está un fragmento del diario del doctor donde lo presenta por primera vez como uno de sus pacientes:
¿Personajes que no me gustaron? Mina y Lucy. No es que no me agradara su construcción como personajes, lo que sucede es que ellas son exactamente el tipo de mujeres que no me agradan. Se trata de mujeres que ven a los hombres como superiores solo por el hecho de ser hombres y que si ellos las consideras medianamente iguales, pues es un privilegio... En fin, son estereotipos de las mujeres de finales del siglo XIX. Aunque debo reconocer que se enfrentaron a situaciones en las que debieron actuar de forma independiente, sobre todo Mina. Las siguientes líneas son extractos de una carta de Lucy a Mina:
R. M. Renfield, aetat. 59. Temperamento sanguíneo; gran fortaleza física; excitable mórbidamente; períodos de decaimiento que terminan en alguna idea fija, la cual no he podido descifrar. Supongo que el temperamento sanguíneo mismo y la influencia perturbadora terminan en un desenlace mentalmente logrado; un hombre posiblemente peligroso, probablemente peligroso si es egoísta.
¿Personajes que no me gustaron? Mina y Lucy. No es que no me agradara su construcción como personajes, lo que sucede es que ellas son exactamente el tipo de mujeres que no me agradan. Se trata de mujeres que ven a los hombres como superiores solo por el hecho de ser hombres y que si ellos las consideras medianamente iguales, pues es un privilegio... En fin, son estereotipos de las mujeres de finales del siglo XIX. Aunque debo reconocer que se enfrentaron a situaciones en las que debieron actuar de forma independiente, sobre todo Mina. Las siguientes líneas son extractos de una carta de Lucy a Mina:
Una mujer debe decirle todo a su marido, ¿no crees, querida?, y yo debo ser justa. A los hombres les gusta que las mujeres, desde luego sus esposas, sean tan justas como son ellos; y las mujeres, temo, no son siempre tan justas como debieran serlo.
(...)
Supongo que nosotras las mujeres somos tan cobardes que pensamos que un hombre nos va a salvar de los miedos, y nos casamos con él.
Para poder disfrutar de esta excelente e imprescindible novela, pueden ir a este enlace y descargarla en formato PDF. Si alguien tiene algún enlace de la que considera la mejor adaptación en cine de esta novela, le agradecería me lo haga llegar. ¡Felices lecturas!