viernes, 27 de abril de 2018

Frases de "La Vorágine" de José Eustasio Rivera



José Eustasio Rivera vivió de cerca la vorágine de la selva en la frontera colombo-venezolana. En los años veinte, mientras se desempeñaba como secretario abogado de la Comisión Limítrofe de esa frontera, Rivera escribió La Vorágine. Respaldado por sus experiencias personales como parte de esta Comisión, no dudó en denunciar todas las injusticias que se daban en estas zonas contra los colonos, que trabajaban en la explotación del caucho, y la indiferencia cómplice del gobierno. Rivera no solo denunció estas violaciones a los derechos humanos por medio de su novela, también lo hizo de manera oficial en diversas publicaciones en la prensa de Colombia, sin embargo estas denuncias no fueron escuchadas.




Por supuesto, La Vorágine no es valiosa solo por la denuncia que Rivera hace a través de ella, sino también por su calidad literaria. Tuvo un gran impacto por la forma en la que describe la voracidad de la selva como contexto literario donde se desenvuelve la trama, también la descripción de los ambientes internos de cada personaje —brindándonos una descripción incomparable de la selva que cada uno lleva por dentro— y de las atmósferas emocionales que envuelven a estos. José Eustasio nos muestra que la vorágine no era solamente la que se vivía en la selva por las condiciones dadas por la naturaleza, la vorágine también estaba presente en las relaciones de poder entre los personajes (los colonos y los patronos, por ejemplo) y en los sentimientos y emociones que nacían y se mutaban en Arturo Cova (amor, pasión, venganza y posesión por Alicia, por mencionar algunos).




Arturo Cova, personaje principal y también el principal de los narradores, se encausa en una aventura de amor y pasión con Alicia, una joven de familia acomodada que decide huir con Cova en busca de libertad lejos de la casa de su padre y de las limitaciones en su poder de decisión impuestas por la sociedad. Los amantes huyen a la zona rural, donde conocen a Griselda, quien se vuelve amiga de Alicia. Griselda, motivada por deseos ambiciosos, convence a Alicia de irse a las caucherías a trabajar con Barrera, negociante del caucho y poseedor de una gran fortuna con la que impresiona y engaña a Griselda. Cova, al darse cuenta de que Alicia se ha ido con Griselda, decide ir en busca de ella junto con Franco —marido de Griselda—. En su travesía, se van dando cuenta de lo que los colonos, los caucheros, sufren en sus jornadas interminables de trabajo. Es ahí donde Cova, motivado por el deseo de venganza contra Barrera, y también por un sentido humano que la selva le despierta, decide iniciar un plan para denunciar todas estas situaciones.




La Vorágine posee más de Rivera de lo que él, quizá, se hubiese imaginado. Cuando leemos La Vorágine, lo encontramos en Arturo Cova, lo encontramos en esa ansia desesperada de justicia, de libertad y de orgullo viril que lo hacía balancearse entre la cobardía maquinada y la valentía impulsiva. A él, a Eustasio, y esto es especulación bien conocida —y un spoiler para quienes no han leído el libro—, también se lo devoró la selva.

Ejemplar de La Vorágine que me regaló mi amiga.

Ahora, acá están las frases que más me gustaron de La Vorágine, que lo leí hace unos dos años cuando una muy buena amiga me regaló un ejemplar de la novela, por cierto.

En vano mis brazos —tediosos de libertad— se tendieron ante muchas mujeres implorando para ellos una cadena. Nadie adivinaba mi ensueño. Seguía el ·silencio en mi corazón.


Le dije una noche, en su escondite, resueltamente: ¿Cómo podría desampararte? ¡Huyamos! Toma mi suerte, pero dame el amor. ¡Y huimos!


Aunque ahora recibas el calor de su sangre y sientas su respiro cerca de tu hombro, te hallas, espiritualmente, tan lejos de ella como> de la. constelación taciturna que ya se inclina sobre el horizonte.


Yo que he vivido lo suficiente para saber que nq es cuerdo replicarle a una mujer airada, permanecí mudo, agresivamente mudo.


Aunque no te ame como quieres, decía, ¿dejarás de ser para mí el hombre que me sacó de la inexperiencia para entregarme a la desgracia? ¿Cómo podré olvidar el papel que has desempeñado en mi vida?


—¿Y sabes que soy ridículamente pobre?
—Demasiado me lo repitieron cuando me visitabas. El amparo que ahora te pido no es el de tu dinero, sino el de tu corazón.


A veces, bajo la transparencia estelar, cabeceaba alguna palmera humillándose hacia el oriente.


Todavía conservaba ese aspecto de dignidad que denuncia a ciertas personas venidas a menos.


El más grave problema lo llevo yo, que sin estar enamorado vivo como si lo estuviera, supliendo mi hidalguía lo que no puede dar mi ternura, con la convicción íntima de que mi idiosincrasia caballeresca me empujará hasta el sacrificio, por una dama que no lo es mía, por un amor que no conozco.


Viviendo entre mujeres sencillas, no he encontrado la sencillez, ni entre las enamoradas el amor, ni la fe entre las creyentes.


Tirándola al suelo, se echó en mis brazos: —Tú debes tener razón, y si no la tienes, te la concedo.


Allí en esos -campos soñé quedarme con Alicia, a envejecer entre la juventud de nuestros hijos, a declinar ante los soles nacientes, a sentir fatigados nuestros corazones entre la savia vigorosa de los vegetales centenarios, hasta que un día llorara yo sobre su cadáver o ella sobre el mío.


En esta sabana caben muchísimas sepulturas; el cuidado está en conseguir que otros hagan de muertos y nosotros de enterradores.


Apoyando en el tranquero los codos, comencé a llorar con llanto fácil, sin sollozos ni contorsiones; era que la fuente de la desgracia, vertiéndose de mis ojos, me aliviaba el corazón de tan desconocida manera, que permanecí un momento insensible a todo.


Desconoció la ciencia. del beso y sus manos fueron incapaces de inventar la menor caricia. Jamás escogió un perfume que la distinguiera; su juventud olía como la de todas.


En el fondo de cada alma hay algún episodio intimo,. que constituye su vergüenza. El mío es una mácula de familia: ¡Mi hija María Gertrudis dio su brazo a torcer!


—¡Ay, arrojarte al agua! ¡Arrojarte al agua! ¿Será posible? ¿Y mis dos mil soles? ¿Mis dos mil soles? ¿Quién me paga mis dos mil soles?
—¿Ya no tengo derecho ni de morir?
—¡Eso sería un fraude!


La medianía nos brindó su angustia. ¡Solo fuimos los héroes de lo mediocre!


¡El que logró entrever la vida feliz no ha tenido con qué comprarla; el que buscó la novia, halló el desdén; el que soñó en la esposa, encontró la querida; el que intentó elevarse, cayó vencido!


¡Pobre fantasía de los poetas que sólo conocen las soledades domesticadas!


¡Es la procesión de los infelices, cuyo camino parte de la miseria y llega hasta la muerte!


Arriba, el cielo sin límites, la constelada noche del trópico. ¡Y las estrellas infundían miedo!


Y la odio y la detesto por calurosa, por mercenaria, por incitante, por sus pulpas tiranas, por sus senos trágicos.


Hoy, como nunca, siento nostalgia de la mujer ideal y pura, cuyos brazos brinden serenidad para la inquietud, frescura para el ardor, olvido para los vicios y las pasiones.


¡Tantos en el mundo se resignan a convivir con una mujer que no es la soñada, y, sin embargo, es la consentida, porque la maternidad la santificó!


Nadie la compra porque está encinta. Desde el vientre materno mi hijo la ampara!


Tiene dos antenas como los cangrejos: torpeza en el amor y astucia en el lucro.

Así como con la entrada de Cinco Cerditos, les pedí a otras personas que me dieran su opinión acerca de este libro. Aquí las opiniones de algunos lectores de facebook:

Aurora Karinty: 
Es una gran historia sobre huir de las ciudades para encontrarse a si mismo en medio de la naturaleza. Lo recomiendo.


Marisa Perez Alonso: 
La Vorágine es un libro que pone en diálogo el poder de la naturaleza frente al del hombre. Y pone de manifiesto que el ser humano cree domesticar el orden natural y se equivoca porque es parte él.


Jaqueline Castañeda Bustos: 
Novela literaria colombiana que muestra la crudeza de la colonización de la selva amazónica, y las condiciones de esclavitud a las que fueron sometidos los indígenas durante el tiempo del caucho, el odio, la ambición, la humildad, el amor y la constancia, eso encuentras en este libro.


Luis Carlos: 
Es una novela de denuncia social y política. El autor es testigo directo de la explotación de la Casa Arana y si bien su relato es descarnado, no obstante está lejos de ser panfletario. A estas alturas Cova ya ha dejado de ser un simple intelectual urbano que se adentra en una zona jamás imaginada para conocer una realidad de miseria y explotación infrahumanas en las que las ansias de poderío superan toda esperanza de cambio o de conmiseración cristiana.


Anónimo: 
Me pareció un poco aburrida cuando la leí, aproximadamente en 1991, cuando viví por unos años en Colombia. No obstante, debo decir que la leí medio obligado, ya que fue una asignación de la asignatura "Español" en 8vo grado.
La acción es lenta y toma bastante tiempo en la descripción de la vida y costumbres en la selva. Uno de los temas fundamentales es el de la fiebre de explotación del caucho, algo común en Colombia en la zona que corresponde a los actuales departamentos del Vaupés y Vichada.
Este tema del caucho, con otra óptica mucho más moderna y amena para mi gusto, la trata Vargas Llosa en La Casa Verde. También la película colombiana del 2015 "El Abrazo de la Serpiente" tiene una pequeña alusión a este tema.
Sin embargo, al igual que todas las novelas telúricas suramericanas, considero que su lectura es fundamental para comprender la historia e idiosincrasia de nuestros países.

Les agradezco a las personas que me colaboraron con sus opiniones, y espero que otras personas se animen a leer este libro después de leer la reseña, las frases y las opiniones. En este link lo pueden leer y descargar en PDF. Por cierto, después de que lo lean los invito a que vean la serie de la cadena colombiana RCN sobre La Vorágine (si alguien tiene un link seguro donde se pueda ver, les agradecería que lo compartieran), es una adaptación bien lograda y que uno disfruta mucho más si ya ha leído el libro previamente. ¡Felices lecturas!