viernes, 25 de octubre de 2019

Frases de "Fundación y Tierra" de Isaac Asimov

Saga de la Fundación

Tal y como dice la primera entrada de la Saga de la Fundación, esta es un conjunto de, al menos, quince libros que se agrupan en tres ciclos: Ciclo de la Tierra (o de Robots), Ciclo del Imperio Galáctico y Ciclo de Trántor (o de la Fundación). Este último ciclo cuenta con siete novelas:
  1. Preludio a la Fundación
  2. Hacia la Fundación
  3. Fundación (primera novela de la Trilogía de la Fundación)
  4. Fundación e Imperio (segunda novela de la Trilogía de la Fundación)
  5. Segunda Fundación (tercera novela de la Trilogía de la Fundación)
  6. Los Límites de la Fundación
  7. Fundación y Tierra




La última entrada de este Ciclo fue sobre Los Límites de la Fundación. Esta novela me decepcionó un poco al ver la forma en que Asimov había introducido la idea de la Tierra en la historia, y menciono idea porque la Tierra fue eso, solo una idea, pero algo me decía que al aterrizar esa idea en la siguiente novela, Fundación y Tierra, no cumpliría mis expectativas. Así fue. Aunque eso no quiere decir que haya sido una mala novela. No lo fue.

Para ubicarse un poco en la historia, en Los Límites de la Fundación, el concejal de la primera Fundación, Golan Trevize, asegura que la Segunda Fundación nunca fue destruida —como les hicieron creer al final de la Trilogía de la Fundación—, y que ellos, como primeros fundadores, continúan siendo tan solo marionetas de los segundos fundadores. Él, junto al doctor Janov Pelorat, se embarcan en la búsqueda de la Segunda Fundación, aunque su búsqueda se oculta tras la misión oficial de encontrar la Tierra, el planeta origen de la raza humana. La historia es larga, pero puntualmente, Trevize y Pelorat descubren una tercera fuerza que ha estado velando por la armonía de la galaxia: Gaia. Gaia es un planeta/organismo del que se tienen dos sospechas importantes: la primera, que es la Tierra. No lo es. La segunda sospecha, que es el origen del Mulo —uno de los mejores personajes de toda la saga—. Sí lo es.

Por otra parte, la dos Fundaciones se enfrentan por última vez por el control del Plan Seldon. En esta batalla me hubiese gustado ver todo el poder bélico de la Fundación enfrentarse al poder mentálico de la Segunda Fundación. Si eso hubiese sucedido, dicho sea de paso, creo que la primera Fundación hubiese podido imponerse ante la Segunda, porque empezaban a desarrollar el control del poder mentálico, aunque fuese de manera artificial, y no natural como sus oponentes. Pero Gaia interviene. Acá me empezó a incomodar un poco el tema de esta tercera fuerza, tanto por ser fan de la primera Fundación, como adicto a los enfrentamientos. Gaia veló en secreto, desde un principio, que el Plan Seldon se mantuviera y se cumpliera; sin embargo, el rumbo que cada Fundación había tomado ponía en peligro el resultado del Plan. Para Gaia, un Segundo Imperio Galáctico desarrollado a la manera de Términus (primera Fundación), sería un Imperio militar, establecido por la fuerza, mantenido por la fuerza y con el tiempo, destruido por la fuerza. Mientras que un Segundo Imperio Galáctico, desarrollado a la manera de Trántor (Segunda Fundación) sería un imperio paternalista, establecido por el cálculo, mantenido por el cálculo, y en perpetua muerte en vida por el cálculo. O sea, con Gaia nunca se está bien, pensé.

¿Qué pasa con Trevize?  Bueno, de alguna manera Gaia lo elige para que él decida el futuro de toda la galaxia, ni más ni menos. El poder de Gaia es tan fuerte que puede encausar toda la galaxia hacia su futuro, pero desea que Trevize decida por ellos porque no pueden imponer ese poder a los demás —¿dónde más habré escuchado eso?—; la libertad de decisión y de voluntad de la humanidad representada en una sola persona: Trevize. Una vez decidido el futuro de la galaxia, Gaia aportaría toda su fuerza y conocimiento para hacerlo realidad. Trevize tiene tres opciones —planteadas por Gaia—: que la primera Fundación domine la galaxia y que lleve a cabo su visión para el Segundo Imperio Galáctico; o que la Segunda Fundación domine la galaxia, incluso sobre la primera Fundación, y que también lleve a cabo su visión; y una última alternativa: Galaxia, esto es, en palabras de Gaia, una galaxia viviente que pueda hacerse favorable a toda clase de vida. Un sistema de vida fundamentalmente distinto de todos los que han operado hasta ahora y sin repetir ninguno de los viejos errores. Si Trevize elegía Galaxia, las dos Fundaciones se retirarían pensando que cada una había vencido por fin a la otra y sin recordar nada de lo sucedido gracias al poder mental de Gaia. Trevize eligió Galaxia.

Fundación y Tierra


Fuente: IberLibro


Tenía sentimientos encontrados al iniciar a leer este libro. Por un lado, me preguntaba por qué se llamaba Fundación y Tierra si se suponía que al final del libro anterior Trevize había hecho desaparecer del mapa a las dos Fundaciones al elegir a Galaxia —desaparecer en el sentido de que ya no sería ninguna de ellas las encargadas de velar por el destino de la galaxia—. Eso me hizo pensar que, quizá, algo haría tambalear el futuro de Galaxia, algo proveniente de una de las Fundaciones, o tal vez de la Tierra. Eso alimentó una vez más mi deseo de conflicto y drama. Aunque había algo por lo que se podría mantener Fundación en su título: Trevize y Pelorat eran de la Fundación, de alguna u otra forma había una pequeña parte de Términus en todo esto, y eso me dio una posible explicación pero no una completa satisfacción. Pero también quedaba la parte de Tierra. Quedaba claro que Gaia no era la Tierra, la búsqueda no había terminado, entonces... ¿se cumpliría mi deseo de ver a terrícolas en acción —contra la Fundación o contra Gaia, específicamente—? El libro me dio la respuesta.

Algo que me quedó debiendo la Trilogía de la Fundación fue compartir más tiempo con los personajes. En Fundación es donde más falta me hicieron los vínculos con los personajes, ya que para mi gusto tuvo más peso la acción —muy buena, eso sí—. En Fundación e Imperio y Segunda Fundación, si bien los períodos de tiempo son más cortos y eso ayuda a que los personajes se desarrollen mejor, solo intervienen en situaciones específicas para empujar el curso de la acción; pero ya estaban un poco más cerca del tipo de relación que me gusta mantener con los personajes —para poder amarlos y odiarlos con justa razón—. En estos últimos dos libros, Asimov me dio lo que había esperado para asegurarme de que me gustaba cómo construía y desarrollaba sus personajes: un personaje aparece de principio a fin en ambos libros; las primeras y últimas palabras pronunciadas en Los Límites de la Fundación habían sido de él, y ahora, justo en la primera línea de Fundación y Tierra, él habla nuevamente:


—¿Por qué lo hice? —preguntó Golan Trevize.


Punto para Asimov. Había subido mis ánimos para la lectura desde la primera frase y, a diferencia de lo que sucede en otros libros donde la primera frase atrapa por lo que dice, en este caso me atrapó por quién lo decía. Hasta ese momento, Trevize era el personaje principal que más había perdurado en las páginas de la saga, y lo seguiría siendo.

Volviendo a la historia, luego de haber decidido que Galaxia dominase sobre la visión de las dos Fundaciones, Trevize se encontraba inseguro de haber elegido bien. Estaba casi seguro de que, comparado al futuro que las dos Fundaciones ofrecían, Galaxia, la alternativa de Gaia, era la mejor opción. Sentía que había tomado la decisión correcta, pero quería saberlo, no solo sentirlo. Esta duda le quitaba la tranquilidad y no descansaría hasta despejarla. Desde Los Límites de la Fundación, otra duda se había instalado en su mente —implantada ahí por Pelorat en su momento—: ¿existía un planeta donde la humanidad se había originado? Y ahora, estas dos dudas se enlazaban en su mente de tal forma que, según él, al resolver una estaría aclarando la otra. Si la Tierra existía, solo debía hacer algo más:



—Debo encontrar la Tierra.
—¿Porque tiene algo que ver con tu apasionada necesidad de saber?
—Porque hay otro problema que me inquieta de un modo insoportable y siento que hay una relación entre los dos. ¿No soy una caja negra? Siento que hay una relación. ¿No basta esto para ser aceptado como un hecho?
—Tal vez.


Toda la novela se trata de la búsqueda de la Tierra hecha por Pelorat, Trevize y Bliss. La novela se divide en siete partes; la primera es Gaia, donde inicia la búsqueda y deciden cuál será el próximo destino en la ruta hacia la Tierra con las pocas pistas que tienen hasta el momento. Las siguientes seis partes son justamente los nombres de los planetas que visitan con la esperanza de encontrar más pistas sobre la Tierra, o esperando que ese planeta sea precisamente el que buscan. Estos planetas son: Comporellon, Aurora, Solaria, Melpomenia, Alfa y La Tierra. En cada planeta, Asimov va revelando parte del pasado de la humanidad —es decir nuestro futuro—, con lo que se va armando un rompecabezas muy interesante lleno de posibilidades sobre cuál podría haber sido el destino de la humanidad si se hubiese descartado o no alguna decisión, abortado o no cierta misión, etc. A diferencia de la descripción de los planetas que se leen en la Trilogía de la Fundación y en Los Límites de la Fundación, los descritos en Fundación y Tierra son muy diferentes, ya que se trata de los primeros planetas poblados por los seres humanos. Y no solo los planetas son diferentes; la vida —en el sentido más amplio de la palabra—, también es completamente diferente. El cambio de ambientes, de tecnologías, del tipo de encuentros con lo que habita en cada lugar al que llegan y las condiciones en las que deben abandonar cada planeta es algo fascinante de este libro; vuelve a la emoción de la Trilogía de la Fundación, al tener una acción atrapante, cambiante y muy dinámica; pero los personajes permanecen constantes, dándonos un ancla a la acción. Trevize nunca nos abandona.


Ilustración de Comporellon por Sergio Perera
Fuente: Domestika


Los detalles que el libro aporta sobre el pasado; cómo y por qué las personas llegaron a poblar otros planetas, los problemas que tuvieron al hacerlo, qué estrategias utilizaron y cómo se olvidaron de su planeta de origen; así como las expectativas para el futuro de la humanidad, es algo maravilloso de este libro, porque tiene la habilidad de enlazar elementos del pasado y el futuro para darle más peso y sentido al presente. Es una buena forma de decirle al lector que no solo la Trilogía de la Fundación es una obra maestra, sino que así como las secuelas han sido excelentes, también las precuelas lo serán. Es una invitación a leer Preludio a la Fundación y Hacia La Fundación que, si bien corresponden cronológicamente a momentos previos al mismo Hari Seldon en el universo de la Fundación, Asimov los escribió después de Fundación y Tierra (la segunda de ellas incluso fue publicada cuando Asimov ya había muerto)

Quizá está de más decir que Golan Trevize es el personaje que más amé, desde sus inicios en Los Límites de la Fundación cuando supo defender sus ideas frente a la alcaldesa Harla Branno —uno de las mejores y más fuertes personajes femeninos que ha tenido la saga, por cierto—, hasta su implacable voluntad y orgullo mostrados en la búsqueda de la Tierra. Además, sus conquistas amorosas durante la novela le dan un toque diferente a la novela, un elemento que había estado prácticamente ausente en la saga. Creo que el único personaje que odié fue a Bander, alguien que conocen en uno de los planetas que visitan. Aunque es al que más odié por su personalidad y ambiciones, me gustaron las posibilidades que su especie significaría para la humanidad si es que algún día llegáramos a evolucionar de esa forma.

Las mejores frases de este libro, a mi parecer, son:




No todo el mundo está obligado a quererme porque tú me ames, Pel. Deja que me explique. Trev..., está bien, Trevize..., piensa que soy un robot.

Ahora el «Plan» estaba amenazado por algo más grave que el Mulo. Iba a ser desviado de una renovación del Imperio hacia algo completamente distinto de todo lo registrado en la Historia: Galaxia. Y él había convenido en esto.

Sí, me has prometido que volverás y he tratado de convencerme que lo harás. Incluso me he dicho que saldría a recibirte en el espacio, para que el maleficio caiga sólo sobre mí y no sobre mi mundo. Pero no volverás.

No digas que Gaia nos protegerá —la interrumpió Trevize—. Si la Tierra fue capaz de conseguir borrar los antiguos recuerdos de Gaia, está claro que también conseguiría vencer en un conflicto entre ambas.

Pero resulta indiscutible el hecho de que ese planeta no sólo es habitable, sino que está habitado.

Aunque nunca había visto robots, no dudó un instante de que lo eran.

No me designes con ninguna palabra que tenga un sentido de género. Yo no soy varón ni hembra. Soy un todo.

Levantó la mano y la oscuridad descendió al instante sobre Trevize. Por un momento, Trevize sintió que la oscuridad le ahogaba, y pensó furiosamente: ¿Es esto la muerte?

—¿Por qué estás llorando?
—¿Cómo no voy a hacerlo después de haber matado a un ser vivo e inteligente? Ésa no era mi intención.

Un abrumador sentimiento de vergüenza lo invadió, algo que pareció aplastarle hasta el punto de dejarle casi sin respiración. Miró las estrellas, remotas, indiferentes, y pensó: «Debo ser el loco más grande de la galaxia.»

¿Qué puedo hacer ahora? Acaso ir de un mundo a otro, echarle un vistazo y decir: «Discúlpenme, ¿dónde está la Tierra?» La Tierra ha borrado su pista demasiado bien. No ha dejado huellas en parte alguna. Empiezo a creer que lo ha dispuesto de manera que seamos incapaces de seguir una pista aunque ésta exista.


En este enlace pueden descargar el libro en PDF y lo pueden leer en línea. También pueden escribir a abiel.arias@gmail.com y les comparto la saga completa de 15 libros. ¡Felices lecturas!

viernes, 27 de septiembre de 2019

Frases de "Nuestra Señora de París" de Víctor Hugo

Víctor Hugo


Víctor Hugo en 1876.
Fuente: Wikipedia.


Nacido en 1802, Víctor Hugo tuvo una vida llena de igual, sino más, drama que sus novelas más emblemáticas. No se puede negar que la infancia, el entorno social y económico condicionan en gran medida la vida adulta de las personas; y en el caso de los escritores, esta se ve reflejada en sus obras, ya sea por exhibición o por ocultación. En el artículo La miserable vida privada de Victor Hugo: la cruel muerte de cuatro de sus cinco hijos, para los amantes del drama de los escritores, se detallan algunos hechos de la vida sentimental y familiar de Victor Hugo (en resumen):

José Leopoldo Hugo, padre de Víctor Hugo, estando en el Ejército Ciudadano de Napoleón, sufrió la infidelidad de su esposa, cuando ella tuvo una relación de amantes con su superior, el General Víctor Lahorie. El escritor lleva el nombre del amante de su madre. El General Lahorie fue la figura paterna de Hugo y sus hermanos hasta 1812 cuando fue ejecutado. Víctor Hugo, su madre y hermanos, quedaron abandonados al morir el General, ya que también el papá se había ido a vivir con otra mujer al descubrir el engaño de su esposa.  
El drama familiar lo perseguiría hasta su vida adulta. Cuando, en 1822, Víctor se casó con Adèle Foucher, uno de sus hermanos, Eugène, fue diagnosticado con esquizofrenia, porque él también la había pretendido y no soportó esa unión. Tan fuerte fue el impacto que le provocó el matrimonio de su hermano, que nunca pudo recuperarse y murió en un hospital psiquiátrico quince años después de la boda. Aun así, el matrimonio logró concebir a cinco hijos, pero cuatro de ellos murieron a muy temprana edad, y la única hija que sobrevivió, repitió la historia de su tío, al ser internada en un hospital psiquiátrico por no superar un amor no correspondido. 
En 1833, con once años de matrimonio, Víctor conoció a Juliet Drouet, una actriz con la que empezó una relación de amantes que duraría hasta la muerte de Juliet. Mientras esto sucedía, la esposa de Víctor Hugo también mantenía una relación con otro hombre: el escritor Charles Augustin Sainte-Beuve. A pesar de tener amantes, Víctor y Adèle nunca se divorciaron, y al momento que Adèle murió en 1868, ya llevaban 46 años de matrimonio. Juliet no fue la única amante de Víctor Hugo, pero sí con la que más tiempo duró, incluso más que su propio matrimonio.

Nuestra Señora de París


Portada de Nuestra Señora de París (edición ilustrada) de Alianza Editorial.


Nuestra Señora de París fue publicada en 1931 y cuenta la historia de Esmeralda, una gitana; Quasimado, un huérfano jorobado; y de Claudio Frollo, un arcediano de la Catedral Notre Dame en París del siglo XV —1482, para ser exactos—. Hasta el momento es una de las novelas que más me ha gustado, y una de las que más me he tardado en terminar. La lectura es un poco densa al principio, porque de los once libros que trae, gran parte de los primeros tres se ocupa de la descripción del París de ese entonces. Es interesante y muy enriquecedor leer cada detalle de la arquitectura y la disposición de las calles; si embargo, al ocupar tanto tiempo en las descripciones, al no haber acción, la lectura puede resultar un tanto monótona o cansada y percibirse más larga de lo que en realidad es. Aquí es cuando el verbo le gana al adjetivo. Obviamente, también afecta si se está o no acostumbrado a leer este tipo de novelas; en mi caso, por eso me costó encontrarle gusto al principio; pero una vez que se entra a la historia y el verbo le gana terreno al adjetivo, es imposible desprenderse de Esmeralda y de Quasimodo. 

Si solo se ha visto la película de Disney, recomiendo que no se lea la trama de la novela que da Wikipedia, porque arruina la magia del libro, que queda muy lejos de lo que la película vende, eso fue lo que más me encantó de la novela. Creo que lo más hermoso de este libro es cómo expresa los sentimientos oscuros de sus personajes, cómo describe las muertes que las hace ver tan hermosas; además de cómo se frustra el lector —en mi caso particular— al ver lo ingenuos y estúpidos que a veces pueden resultar algunos personajes con sus acciones y decisiones. Por ser una historia conocida —aunque sea solo por la película o resúmenes desalentadores como el de Wikipedia—, cuando uno está leyendo la novela a veces se adelanta a los hechos y ya sabe o sospecha qué sucederá después; pero aun así, el libro termina por sorprender y atrapar. Aunque a veces me frustraban los personajes porque lo leía con lentes contemporáneos. Es interesante cómo los libros permiten conservar el espíritu de una época y ese espíritu se contrapone con el de la del lector, algo que puede generar simpatía o rechazo.

Creo que tanto Esmeralda como Quasimodo fueron mis personajes favoritos, pero no los amé por ellos en sí mismos, sino por las situaciones que rodearon sus vidas desde su nacimiento —o descubrimiento en le caso de Quasimodo— hasta el desenlace que tienen al final del libro. Esta novela me hizo reafirmar mi gusto por esos autores que hacen de sus personajes lo que ellos quieren y no lo que la gente esperaría o querría simplemente por verse reflejados en ellos. A quien más odié fue a Claudio Frollo, y a él sí lo odié por su personaje, y creo que es uno de los mejores villanos de los que he leído y que representa muy bien la doble moral de muchas personas influyentes en las iglesias. A continuación, algunas de las frases que, a mi gusto, expresan la belleza de la novela (podrían aparecer algunos spoilers):

El mejor medio de hacer que el público aguarde con paciencia es asegurarle que se va a empezar inmediatamente.
¿Qué menos podía hacerse que jurar y renegar un poquillo del nombre de Dios en un día como aquel, en una sociedad tan escogida de eclesiásticos y de rameras?
No nos empeñaremos en dar al lector una idea de aquella nariz tetraedra; de aquella boca en forma de herradura; de aquel ojillo izquierdo obstruido por una ceja roja a manera de matorral, mientras que el ojo derecho desaparecía enteramente debajo de una enorme verruga; de aquellos dientes esparramados sin orden como las almenas de una fortaleza; de aquel labio calloso sobre el cual se adelantaba un diente como el colmillo de un elefante; de aquella barba retorcida y, sobre todo, de la fisonomía derramada sobre toda aquella mezcla de malicia, de asombro y de tristeza.


Ilustración: Elección del Papa de los locos.
¡Aleluya! ¡Aleluya!— gritaba el pueblo siempre que una nueva cara
aparecía en el rosetón de la puerta de la capilla.
Fuente: Edición de Nuestra Señora de París de 1897 de Casa Editorial MAUCCI. 


—Le sobra un ojo —añadió Robin Poussepain.
—No, señor —observó juiciosamente Juan—, un tuerto es mucho más incompleto que un ciego, porque sabe lo que le falta.
Mientras la alegre niña de dieciséis años bailaba y revoloteaba dando contento a todos, la expresión del semblante de aquel hombre era cada vez más sombría. Juntábase de cuando en cuando sobre sus labios una sonrisa y un suspiro; pero la sonrisa era más dolorosa que el suspiro.
Si hubiera tenido el Perú en su bolsillo, es seguro que se lo hubiera dado a la bailarina, pero Gringoire no tenía el Perú, y además, aún no se había descubierto la América.
Era su voz como su baile, como su hermosura, indefinible y deliciosa; pura, sonora, aérea, alada por decirlo así.
Era aquella la primera satisfacción  de amor propio que gozó jamás; hasta entonces no había conocido más que la humillación, el desdén a su clase, el odio a su persona, y por eso, sordo como era, saboreaba, cual verdadero para, las aclamaciones de aquella turba a quien aborrecía porque ella le aborrecía a él, y porque él lo sabía.
Pero durante la noche carecía el pobre diablo de la más poderosa de sus armas: su fealdad.


Ilustración: Quasimodo colocóse delante del arcediano
y haciendo rechinar sus dientes...
Fuente: Edición de Nuestra Señora de París de 1897 de Casa Editorial MAUCCI. 


La mariposa se convertía en avispa, y estaba pronta a picar.
—¿Sabéis —le preguntó— qué cosa es amistad?
—Sí —repuso la gitana—; ser hermano y hermana; dos almas que se tocan sin confundirse... los dos dedos de la mano.
—¿Y el amor? —prosiguió Gringoire.
—¡Oh! ¡El amor! —dijo, y su voz temblaba y de sus ojos brotaban llamas—. Es ser dos y uno, ser más que uno; un hombre y una mujer que se deshacen en un ángel: es el cielo.
—¿Cómo ha de ser un hombre para agradaros?
—Ha de ser hombre.
—Pues no lo soy yo?
—Un hombre tiene casco en la cabeza, espada en la mano y espuelas de oro en los talones.
—Bravo —dijo Gringoire—, sin caballo no hay hombre.
Entré de soldado, pero no era bastante valiente; entré de fraile, pero no era bastante devoto; además, soy poco aficionado a beber. Desesperado, metíme de aprendiz de carpintero, pero no era bastante robusto. Mucha más afición tenía a ser maestro de escuela; verdad es que no sabía leer, pero esto no obsta. Al cabo de cierto tiempo conocí que me faltaba algo para todo; y viendo que de nada servía, metíme de sopetón a poeta y compositor de ritmos, profesión que siempre puede abrazar un vagabundo, y que al fin y al cabo vale más que la de ladrón, como me aconsejaban que lo fuera algunos raterillos amigos míos.


Ilustración: San Cristóbal. Estatua colosal
que existió en la iglesia de Nuestra Señora de París.
Fuente: Edición de Nuestra Señora de París de 1897 de Casa Editorial MAUCCI. 


Montmartre tenía entonces casi tantas iglesias como molinos, y que ya no conserva más que los molinos, porque la sociedad en el día, no pide más que el pan del cuerpo.
El que sabe ver las cosas, adivina el espíritu de un siglo y el carácter de un rey con solo ver una aldaba de una puerta.
Yo sospecho que será un avechucho, un animal, el producto de un judío y de una marrana; algo en fin que no es cristiano, y que es menester echar al agua o al fuego.
En efecto, Quasimodo, tuerto, jorobado y patizambo no era más que un cuasi.  

Nuestra Señora había sido sucesivamente para él, a medida que crecía y se desarrollaba, el huevo, el nido, la casa, la patria. el universo.

Es indudable que el alma se atrofia en un cuerpo defectuoso: Quasimodo sentía apenas moverse ciegamente dentro de él un alma hecha a su imagen.
Muchas veces las madres quieren más al hijo que más les ha hecho sufrir.
El Egipto le hubiera tomado por el dios de aquel templo: la Edad Media la creía su demonio, y era su alma.


Ilustración: Claudio Frollo en su cuarto de estudio.
Fuente: Edición de Nuestra Señora de París de 1897 de Casa Editorial MAUCCI. 


Existió en aquella época para el pensamiento escrito en piedra, un privilegio comparable en un todo a nuestra actual libertad de imprenta: la libertad de la arquitectura.
El gran poema, el gran edificio, la grande obra de la humanidad, no se edificará, se imprimirá.
La imprenta es el hormiguero de las inteligencias; es la colmena adonde todas las imaginaciones, doradas abejas, llegan con su miel.


Ilustración: Era efectivamente Quasimodo
fuertemente maniatado y acompañado por una escolta de arqueros.
Fuente: Edición de Nuestra Señora de París de 1897 de Casa Editorial MAUCCI. 


Ya hemos hecho observar que los jueces se arreglan por lo general de modo que su día de audiencia sea también su día de mal humor, a fin de tener siempre alguno sobre quien desfogar su ira cómodamente en nombre del rey, de la ley y de la justicia.
Tenía bonitos dientes, y gustaba de reírse para enseñarlos, y es sabido que muchacha que ríe está muy expuesta a llorar; los buenos dientes echan a perder los buenos ojos.
Si alguno me devuelve a mi hija, yo seré su criada, la criada de su perro, y me comerá el corazón si quiere.
La noche que acababa de pasar era precisamente la de un sábado, por eso nadie dudó que las gitanas habrían celebrado su aquelarre en aquella pradera y devorado a al criatura en compañía de Belcebú.
Con lentos pasos, trémula y con la mirada turbia de un pájaro que cede a la fascinación de una serpiente.
Miré por el agujero de la cerradura antes de acostarme, y vi la más delicada hembra en camisa que hizo jamás rechinar las tarimas de una cama bajo su píe desnudo.
La horca es una balanza que tiene un hombre en un extremo y toda la tierra en el otro. Es cosa dulce ser hombre.
¡Oh!, ¡haz lo que quieras!... soy tuya. ¿Qué me importa el amuleto?, ¿qué me importa mi madre? Tú eres mi madre, pues yo te amo.
Pero ámame, yo te lo pido. Nosotras las gitanas somos así; no necesitamos más que esto: ¡aire y amor!


Ilustración: Aquellos feroces inquisidores torturaban sin compasión a la inocente Esmeralda.
Fuente: Edición de Nuestra Señora de París de 1897 de Casa Editorial MAUCCI. 


Cuando se hace el mal, es preciso hacer todo el mal: ¡locura pararse en la mitad de un crimen!
¡Te crees infeliz, insensata!, tú no sabes lo que es el infortunio. ¡Oh, amar a una mujer! ¡Ser sacerdote! ¡Ser aborrecido!
Pero la llevaba con tanta precaución como si temiera romperla o marchitarla; parecía comprender perfectamente que se trataba de una cosa delicada, exquisita, preciosa, hecha para otras manos que las suyas.
Aquella maldad no era más que amor viciado; que el amor, fuente de todas las virtudes en el corazón del hombre, se convertía en una cosa horrible en el corazón de un sacerdote, y que un hombre constituido como él, haciéndose sacerdote se hacía demonio.
A veces se tiraba al suelo boca abajo y arrancaba los verdes trigos con sus uñas; parábase a veces en una calle de la aldea desierta, y sus pensamientos eran tan insoportables que se agarraba la cabeza con las dos manos y quería arrancársela de los hombros para hacerla pedazos contra las piedras.
Precipitóse con ansia hacia el libro santo, esperando hallar en él algún consuelo, o alguna confortación; el libro estaba abierto en este pasaje de Job, sobre el cual vagó su mirada fija: "Y pasando por delante de mí un espíritu, se erizaron los pelos de mi carne."


Ilustración: Cuando acabó de beber el agua, Quasimodo besó la linda mano de la gitana.
Fuente: Edición de Nuestra Señora de París de 1897 de Casa Editorial MAUCCI. 


Mi problema es que me parezco demasiado al hombre, yo quisiera ser enteramente un animal como esa cabra.
—¿Qué es eso? —interrumpió el rey—, ¿alimentar a alguien que se va a ahorcar? ¡Pascua de Dios!, no vuelvo a dar una blanca para ese hombre.
Bien hace en arrastrarse por el suelo; los reyes son como el Júpiter de Creta: no tienen orejas más que en los pies.
Porque hay momentos en la vida en que, aún el alma que no cree, adora la religión del templo que tiene a mano.
¡Bésame, loca!, ¡bésame! La tumba o mi lecho.


Ilustración: La desgraciada gitana junto al patíbulo asemejábase a una virgen al pie de la cruz.
Fuente: Edición de Nuestra Señora de París de 1897 de Casa Editorial MAUCCI. 


Permaneció así más de una hora sin hacer ningún movimiento, fijos los ojos en la desierta celda, más sombrío y pensativo que una madre sentada entre una cuna vacía y un ataúd lleno.
Estaba inmóvil y mudo como un hombre herido de rayo, y un largo arroyo de llanto caía en silencio de aquel ojo que no había derramado hasta entonces más que una lágrima.
Y dijo con un sollozo que levantó la tabla de su profundo pecho: ¡Oh, todo cuanto he amado!...


Fatalidad


En el Prefacio de la obra, Víctor Hugo explica que la novela se inspira en la palabra griega 'AN'AΓKH, fatalidad, que vio grabada en un muro de un oscuro rincón de una de las torres de la Catedral, y se preguntó de quién podía ser el alma en pena que no había querido abandonar este mundo sin dejar ese estigma de crimen o de infortunio en la frente de la vetusta iglesia. Desde que leí esa palabra en el prefacio y todo lo que encerraba, despertaba y confrontaba, algo me atrapó, y quizá eso fue lo que al final me hizo superar las extensas descripciones del libro y aferrarme a la idea de la fatalidad que me esperaba al final. ¿Se imaginan a un Quasimodo, hijo de Notre Dame, grabando con sus propias uñas fatalidad al enfrentarse a la realidad de que la repugnancia que generaba su deformidad solo era equiparable al encanto que inspiraba la belleza de Esmeralda? Yo sí lo imaginé; pero también vi a Esmeralda grabarlo mientras estaba encerrada en la Catedral, después vi al mismo Claudio Frollo hacerlo; y cada uno, el deforme huérfano, la bella gitana y el malicioso arcediano; me generaron diferentes emociones de rechazo y simpatía, pero al final hubo algo en común: fatalidad. ¿Quién de los tres escribió la palabra? Nuestra Señora de París noas lo dice. En el mismo prefacio, sin saberlo —ni quererlo, eso es seguro—, Víctor, predecía la fatalidad que Notre Dame sufrió en abril de 2019: El hombre que escribió allí aquella palabra, desapareció hace muchos siglos de en medio de las generaciones; la palabra ha desaparecido también de la pared de la iglesia, la iglesia misma acaso desaparecerá bien pronto de la faz de la tierra.

Como dato curioso, en 2010, Adrian Glew, un archivero de Tate Gallery (Tate Britain en la actualidad, uno de los cuatro museos de la Galería Nacional de arte británico y arte moderno en Inglaterra), encontró unas memorias del escultor británico Henry Sibson donde relataba las obras de restauración de la Catedral en la década de 1820—algo a lo que Víctor Hugo estuvo muy relacionado, al mismo tiempo que escribía la novela—. En sus memorias, Sibson hablaba de un tallador en piedra jorobado, y lo describía como un tallador del escultor del gobierno, cuyo nombre he olvidado, ya que no tenía relación con él, todo lo que sé es que era jorobado y no le gustaba mezclarse con los otros talladores; por lo que se ha llegado a pensar que Víctor Hugo se inspiró en este tallador para escribir su novela. ¿Habrá gravado, este otro jorobado, fatalidad en un rincón de la iglesia solo para luego ser cubierta por los trabajos de restauración en los que él mismo trabajaba? Solo Notre Dame lo sabe.


Lectores

Les comparto la opinión que otras personas me dieron sobre este libro:

Lo mejor de Víctor Hugo. Con personajes muy interesantes que anuncian la novela gótica.
→Ángel Martínez

Si puedes superar las extensas descripciones, te vas a encontrar con una historia muy interesante, personajes interesantes y llenos de vida. La historia es hermosa por la tristeza que evoca, sentirás cada personaje como si fuese parte de la realidad y desearás verlo cumplir su objetivo. Si logras ser parte de la historia, al final no podrás evitar derramar una lágrima.
→Juan Núñez

Tiene una de las mejores estructuras narrativas de la literatura que a pesar del tiempo sigue influyendo en los nuevos narradores y (obvio) una prosa magistral. El reto es superar los casi ensayos sobre arquitectura que contiene, pero en ello reside mucho de su valor histórico y literario, y contiene uno de los finales más conmovedores de la literatura romántica. 
→Jorge Lozano

En este enlace pueden encontrar la versión digital de la Universidad Autónoma de Nuevo León de la edición de Nuestra Señora de París de 1897 (Casa Editorial MAUCCI) de donde he extraído tanto las frases como las imágenes de la novela. A pesar de ser una de las ediciones más antiguas en versión digital que pude encontrar disponibles, el formato permite manejarlo como cualquier documento en PDF: se pueden hacer búsquedas de palabras clave, copiar el texto y marcarlo, etc. Existen otras versiones digitales que permiten una mejor lectura debido a la calidad del texto, pero prefiero esta por el valor histórico que tiene la edición, basta con aumentar el brillo de la pantalla y listo. Esta versión es recomendable para PC, pero si desean una para poder leerla en celular, en este otro enlace pueden encontrar una versión muy práctica para móviles. ¡Felices lecturas!

viernes, 30 de agosto de 2019

Frases de "Los Límites de la Fundación" de Isaac Asimov

Trilogía de La Fundación: Breve Resumen

Asimov me volvió a atrapar con una novela que le da continuación a la Trilogía de La Fundación: Los límites de la Fundación. Para ubicarse un poco, un pequeño resumen de la trilogía:


Ilustración que muestra al personaje más representativo de cada novela de
la Trilogía de la Fundación: Hari Seldon, El Mulo y Arkady Darell.
Fuente: Xataka


En Fundación, primera novela de la trilogía, el psicohistoriador Hari Seldon descubre que el Primer Imperio Galáctico se encuentra a las puertas de su caída y que tras esa caída, seguirá un período de barbarie de treinta mil años hasta que pueda surgir un Segundo Imperio. La caída es inevitable, pero gracias a la psicohistoria, elabora un complejo plan con el que pretende reducir el período de barbarie de treinta mil a tan solo mil años. Para esto, el Plan Seldon contempla la creación de dos fundaciones, dos comunidades de científicos que serán las responsables de velar por que se lleve a cabo el Plan y así conducir a la galaxia al Segundo Imperio. En esta primera novela, se narran los primeros doscientos años de la Fundación (la primera de las dos) y cómo esta se va desarrollando al mismo tiempo que el Imperio empieza a decaer. El Plan Seldon ha iniciado.




La segunda novela es Fundación e Imperio, y se divide en: El General y El Mulo. En El General, la Fundación deberá enfrentarse a lo que queda del antiguo Imperio Galáctico y a su último general para poder continuar con el cumplimiento del Plan. A pesar de derrotar al Imperio sin mayor problema, la Fundación se encuentra con un enemigo más peligroso: El Mulo. Se trata de un mutante capaz de manipular las emociones de las personas, con lo que consigue adueñarse de una buena parte de los planetas y le gana terreno a la Fundación. El Plan Seldon se detiene. El Mulo y lo que queda de la Fundación inician la búsqueda de la Segunda Fundación; el primero para destruirla y los segundos como su última esperanza de derrotar al Mulo. El Plan Seldon no solo se ha detenido, sino que ha sido desviado peligrosamente hacia el Imperio del Mulo.


Fuente: Me gusta leer


La trilogía termina con Segunda Fundación. La Unión de Mundos (el pujante imperio creado por el Mulo), ha derrotado a la primera Fundación y se prepara para acabar con la segunda. Sin embargo, la Segunda Fundación actúa más rápido que el Mulo y logra que su poder dure solamente unos años más (aclarando que la derrota del Mulo se le atribuye a Bayta Darell). La primera Fundación se independiza de la Unión y recupera el control de sus territorios. Sin embargo, a los fundadores les preocupa que no sean totalmente libres y planean independizarse también de la Segunda Fundación. Estando las dos fundaciones en discordia, ¿puede continuar el Plan?




Los Límites de la Fundación


Términus
En Los límites de la Fundación, han pasado casi 500 años desde que las dos fundaciones fueron establecidas, y hace ciento veinte años que la Fundación cree haber eliminado a todos los miembros de la Segunda Fundación y haber recuperado su dominio sobre la Galaxia. Ciento veinte años de paz. Bayta Darell, su hijo y su nieta; junto al trípode Hari Seldon, Salvor Hardin y Hober Mallow; han pasado a la historia y a los libros de texto de las escuelas de Términus, planeta/capital de la Fundación, y de todos los planetas de la Confederación de la Fundación. La alcaldesa de Términus, Harla Branno, se encuentra en el mejor momento de su carrera política como la encargada de dirigir a la Fundación en la consecución del Plan.




Sin embargo, no todos creen que tanta paz, tanto progreso y tanta exactitud en el Plan sea bueno; sobre todo después de la intervención del Mulo en el Plan. Golan Trevize, consejero de Términus, está dispuesto a desafiar la supuesta paz en la Fundación y a enfrentar el poder de Branno. Trevize defiende la idea de que la Segunda Fundación nunca fue derrotada, pues es la única explicación que él encuentra para que el Plan continúe su desarrollo sin desviaciones después de la aparición del Mulo. La alcaldesa no puede permitir que Términus sepa de las dudas de uno de sus consejeros, pues eso causaría una crisis que duda sea parte de las Crisis Seldon, y tiene la idea perfecta para librarse de Trevize: Pelorat.


La Tierra
Janov Pelorat, historiador de Términus, está obsesionado, maravillado y comprometido con encontrar la Tierra, un nombre que solo existe como parte de mitos antiguos. Para las personas de la Era Fundacional, la idea de un planeta donde la raza humana se había originado, es algo que ni siquiera se les pasa por la mente. Pero Pelorat ha estudiado por años las leyendas que sostienen que ese planeta original existe, y está convencido de que si puede tener acceso a los archivos de la Biblioteca/Universidad Galáctica en Trántor, antigua capital del Imperio, podrá conocer su localización. Harla envía a Trevize en busca de la Segunda Fundación, con la condición de que, sino la encuentra, no podrá regresar a Términus. Para encubrir la "misión" de Trevize, y evitar que la Segunda Fundación descubra que en realidad va en busca de ellos, la alcaldesa lo envía junto a Janov, para que, oficialmente hablando, vayan y encuentren la Tierra.


Ilustración de Janov Pelorat y Golan Trevize.
Aclaración necesaria: Trevize es mucho menor que Pelorat.
Fuente: Deviant Art


Trántor
Por su parte, la Segunda Fundación también se encuentra cuestionando la exactitud del cumplimiento del Plan. Ellos no creen ser lo suficientemente buenos como para haber encausado el Plan tan bien después de la intervención del Mulo. Solo hay una explicación: las dos fundaciones no son las únicas guardianas del Plan. Debe existir una fuerza mayor a las dos míticas fundaciones juntas que pueda dirigir tan perfectamente a toda la Galaxia hacia un nuevo Imperio. Así como en la época del Mulo, cuando la Segunda Fundación debía protegerse de ser descubiertos por la primera Fundación y derrotar al Mulo; ahora también deben jugar un doble papel: evitar ser encontrados por la primera Fundación y descubrir qué o quién es esta tercera fuerza que puede llegar a controlarlos incluso a ellos. En este punto me puse a pensar si hubiese preferido que el Mulo —o su descendencia—continuara como enemigo permanente de las fundaciones en lugar de eliminarlo e introducir a este tercer misterioso poder galáctico. O quizá que el Mulo fuese un aliado de alguno de los tres bandos... No sé, quizá como punto de reflexión personal para la entrada de Segunda Fundación, debí haber agregado que quería más tiempo con el Mulo dentro de la historia de las fundaciones, se fue muy rápido —y la forma en la que se deshicieron de él tampoco me convenció del todo—. Frustración expresada.


Ilustración de las Ruinas de Trántor.
Fuente: Deviant Art


¿Tercera Fundación?
La introducción de la tercera fuerza (me causa ansiedad no poder llamarle Tercera Fundación), me generó muchas expectativas; y debo decir que no quedé totalmente satisfecho. Sin embargo, creo que aportó muchos elementos interesantes y algunos puntos que incluso han hecho que cuestione sobre el origen de Seldon y de la naturaleza del Plan. Desde que inicié la lectura de la Trilogía, me pareció muy intrigante que no se hablara nunca sobre la Tierra, sabía que debía aparecer en la historia. Al ver que no se mencionaba en ninguna de las tres novelas, me resigné a que aparecería hasta Fundación y Tierra (última novela del Ciclo de Trántor), esto también me generó muchas expectativas, puesto que imaginaba (aún lo sigo haciendo) que la Tierra traería a la historia muchos factores que podrían cuestionar el poder de la Fundación y del Plan Seldon. Pero ahora que ha sido introducida en Los límites de la Fundación, fue como una lectura agridulce, porque Asimov me dio algo que esperaba desde la primer novela de la trilogía, pero también presiento que el encuentro entre los fundadores y los terrícolas ya no será tan dramático como lo esperaba (como cuando te enterás de una fiesta sorpresa para vos... Estás feliz, pero no emocionado, y eso puede llegar a molestar).

Sea como sea, como lo dije al inicio, Asimov me volvió a atrapar. Y espero que también sea así con mi siguiente lectura, Fundación y Tierra. Aquí pueden descargar la novela, y abajo pueden encontrar las frases que seleccioné. ¡Felices lecturas!

¿No considerarían ustedes, miembros del Consejo, que hay motivos para pensar que no existe ningún Plan Seldon? 

Fuera hay otros guardias. No haga nada sospechoso o nos evitará la molestia de su existencia.  

En un conflicto entre las dos, ¿acaso importaría de cuántas naves y armas dispusiera la Primera Fundación, si la Segunda Fundación podía controlar las mentes de aquellos que controlaban las naves y las armas?  

Creo que Trevize, en este momento, representa el filo cortante de la mayor amenaza para la Fundación en toda su historia, ¡un peligro incluso mayor que el Mulo! 

La Tierra era radiactiva; había sido abandonada y maltratada por el Imperio. Su población disminuía y, de algún modo, iba a destruir el Imperio.  

—Lo que nos han contado hasta ahora sobre la Tierra es tan insatisfactorio, tan contradictorio..., radiación según una persona, robots según otra.
—Muerte en ambos casos.  

Bueno, hablamos de Gaia como un posible mundo de Mulos, o como la Segunda Fundación renacida. ¿Y si le dijera que hay una tercera alternativa y que es más razonable que las dos primeras? 

Su nombre completo es Endomandiovizamarondeyaso.., y algo más.
 
—Eso no se ha utilizado nunca, ni siquiera se ha sugerido... excepto en tiempos del Mulo.
—Es muy posible que esta crisis sea incluso más grave que la del Mulo.
Lo que ahora está en juego no es mi orgullo o mi egoísmo, sino la misma existencia de la Segunda Fundación.
 
Han tomado violentamente una nave de la Armada de la Confederación de la Fundación en un acto de piratería. Se les ordena entregar la nave y rendirse inmediatamente o hacer frente al ataque.
 
¿Para qué necesitamos el Plan, en todo caso? Podemos arriesgarnos a fundar un nuevo Imperio sin él. Al fin y al cabo, un fracaso sin él sería mejor que un éxito con él. No queremos un Imperio en el que seamos marionetas de los ocultos manipuladores de la Segunda Fundación.
 
Y después, al menos, será la Primera Fundación contra la Segunda Fundación, sin tener que considerar fuerzas ajenas. Entonces la lucha quedará declarada mientras que ahora no nos atrevemos a luchar, pues ambas Fundaciones están acorraladas.
 
Si voy a hacerme responsable de la dirección del desarrollo galáctico, no acepto voluntariamente la ignorancia. ¿Querrá decirme por qué es tan importante mantener en secreto todo lo relacionado con la Tierra? 

viernes, 26 de julio de 2019

Frases de "Los lanzallamas" de Roberto Arlt



A exactamente 77 años de su muerte, y en mi cumpleaños 28, quiero compartir la segunda parte de la obra maestra de Arlt.

Una obra que exigía soledad y recogimiento, esas son las palabras que el mismo Arlt utiliza para introducir la continuación de Los siete locos. Si bien esto es explicado por lo apremiante que era para él, por compromisos económicos, terminar Los lanzallamas; también me atrevo a decir que recoge el espíritu de la novela. Página tras página, Arlt transmite la soledad y desesperanza de los personajes, en especial de Erdosain, algo que es contagioso y adictivo. 

En El guiño, último capítulo de Los siete locos, Erdosain está convencido de que El Astrólogo ha asesinado a Barsut con la ayuda de Bromberg, el Hombre que vio a la partera. Sin embargo, Erdosain es traicionado:

En esa circunstancia ocurrió un suceso extraño, del que no se dio cuenta Erdosain. El Astrólogo, deteniéndose bajo el dintel de la cochera, volvió el rostro hacia el muerto, entonces Barsut, levantando los hombros hasta las orejas, estiró el cuello y mirándolo al Astrólogo guiñó un párpado.

Fuente: Pinterest


A partir de esta traición, la novela va mostrando una faceta más desarrollada de El Astrólogo, Barsut, Hipólita, Bromberg y Ergueta principalmente. En Los lanzallamas, Arlt nos regala una maravillosa evolución de sus personajes, ambientados en una ciudad que es descrita siempre con la carga de los sentimientos, intenciones y deseos del espíritu de estos y de la sociedad que los acoge y desampara simultáneamente. 

Las calles son ahora sucesiones de jardines sombríos, con pinos funerarios que el viento dobla, como en las soledades del Chubut. Criados con saco negro y cuello palomita levantan la guardia frente a las negras y marmóreas guaridas de sus amos. Ruedan automóviles silenciosamente.

Estas descripciones es de las cosas que más he disfrutado de la lectura. Las descripciones de Arlt no solo sirven para trasladarse a un lugar físico, sino que también dan una apreciación del estado espiritual de los personajes y de lo que ellos perciben del estado espiritual de los y lo demás. Es algo que alimenta la acción, los diálogos, y prepara al lector para lo que vivirán los personajes después. 


Fuente: Piel de Zapa

Además, camina extrañado, como a través de una ciudad desconocida. Algunos techos, pintados de alquitrán, parecen tapaderas de ataúdes inmensos. En otros parajes, centelleantes lámparas eléctricas iluminan rectangulares ventanillas pintadas de ocre, de verde y de lila. En un paso a nivel rebrilla el cúbico farolito rojo que perfora con taladro bermejo la noche que va hacia los campos.  

Hay días en los que me gusta ir a caminar solo sólo —abro debate oficial con la RAE— por el placer de ir a caminar, observar a las personas, detenerme en alguna esquina y enfocar mi atención en algún edificio, auto, banca, vendedor, lo que sea. Cuando lo hago, generalmente busco que sea por la tarde, y lo disfruto más si hay viento, poca luz solar y que no haya muchas personas en las calles. El placer de caminar no sería el mismo sin esos elementos que siempre busco. Creo que algo similares son las descripciones de Arlt en su obra, en Los lanzallamas sobre todo. Toda la acción y los diálogos no serían lo mismo si no cargara las calles, los techos, la luz y todo el ambiente de esa desesperanza y soledad. Personalmente, he disfrutado más la lectura de esta segunda parte que de la primera. Aquí las frases que he guardado:


Lo notable es que cada tristeza es distinta de la otra, porque cada una de ellas se refiere a una alegría que no podemos tener.

Tengo la sensación de que me arrancaron el alma con una tenaza, la pusieron sobre un yunque y descargaron tantos martillazos, hasta dejármela aplastada por completo.

El deseo es mi verdad en este momento. Yo he comprendido perfectamente todo lo que ha dicho usted. Y mi entusiasmo por usted es deseo. Usted ha dicho la verdad. Mi cuerpo es mi verdad. ¿Por qué no regalárselo?

—¿De qué se ríe usted? 
—Me río porque he tocado el revólver que traje para defenderme de usted.

Dios se aburre igual que el Diablo. El uno arriba y el otro abajo, bostezan lúgubremente de la misma manera.

—Usted está loco. 
—Eso ni se duda. 
—Es que usted está loco de veras. 
—¿Hay locos en broma, acaso? 
—Sí; a veces hay locos en broma. Usted es en serio.

No le quedan fuerzas ni para respirar violentamente y bramar su pena. Una sensación de lámina metálica ciñe sus muñecas. Nerviosamente se frota los pulsos; le parece que los eslabones de una cadena acaban de aprisionarle las manos.

Supongamos que yo pudiera convertirme en Dios. ¿Qué haría yo? ¿A quién condenaría? ¿Al que hizo mal porque su ley era hacer mal? No. ¿A quién condenaría, entonces? A quien habiendo podido convertirse en un Dios para un ser humano, se negó a ser Dios. A ése le diría yo: ¿Cómo? ¿Pudiste enloquecer de felicidad a un alma y te negaste? Al infierno, hijo de puta.

¿Acaso la vida es otra cosa que la aceptación tranquila de la muerte que se viene callando?

Si nuestros comunistas tuvieran un poco de inteligencia, lo hubieran hecho…, pero ni aun algo malo es posible esperar de ellos. Se la pasan escribiendo proclamas con una sintaxis ridícula y una ortografía pésima.

Te pego por principio, porque un hombre siempre tiene que pegarle a su mujer.

Y yo, que nunca fui a recibirlo con un beso, cuando sentí un día necesidad de ir a su encuentro para abrazarlo recibí de él estas palabras frías:
—¿Para qué quiero tus besos?

¿Te das cuenta si es horrible? ¡Cuántas veces he pensado, mirando las criaturas que juegan en las plazas! ¿Cuál dentro de algunos años será un asesino? ¿Cuál de éstas una prostituta? ¡Dios mío!… Hay momentos en que dan ganas de matarse.

¿Con qué impresión podía yo escucharlo? Él, mi esposo, me venía a contar a mí sus relaciones con una prostituta. Y lo más grave era que estaba enamorado.

Experimentó algún alivio cuando pensó: “De cualquier modo, me mataré”.

Me pregunto, tristemente: ¿estoy en un planeta que me corresponde, o he venido a la tierra por equivocación? Porque sería gracioso que uno se equivocara de planeta.

¡Qué vida horrible! —Su frente se arruga en estrías poderosas. Continúa soliloquiando—: No he tenido infancia, no he tenido compañeros, no he tenido padre, esposa, ni amigos. ¿No es espantoso esto?

He estado siempre solo. Sufriendo. ¿Qué tengo que hacer? Me han roto desde chico, padre. Desde que empecé a vivir. Siempre me han roto. A golpes, a humillaciones, a insultos. He sufrido, padre.

El alma le duele como una torcedura de pie. Ahora se ha movido la piel de su frente; aprieta los párpados y enreja su semblante entre los diez dedos de sus manos.

Su alma tiene sueño. Casi siempre el que tiene sueño es el cuerpo, pero su alma también quisiera dormir ahora.

La muerte no es terrible. Es un descanso amoroso, tierno, mullido. Ahora sabe lo que es la muerte. Descansará siempre, y su carne se volatilizará en el silencio de la gusanera...

En realidad, cuando mis ilusiones se las comunico a otros es para hacerlos sufrir. Hay gente que sufre cuando descubre posibilidades de éxito en sus prójimos. Hay otros tan envidiosos, que a uno no le perdonan ni que sueñe disparates.

¡Sos un hombre magnífico, Alberto! El día que te fusilen iré a la capilla a despedirte con un gran beso. Y te diré: “tené valor, mi hombre”.

Comprendióse más huérfano que nunca en la terrible soledad de la casa de todos, y cerró los ojos con piedad por sí mismo.


Ahora que tengo la historia completa de los dos libros, puedo concluir que mi personaje favorito ha sido El Astrólogo, porque creo que es quien ha sabido aprovecharse de todos para su propio beneficio. Es justamente lo que hacen los líderes políticos: venden su proyecto con tal confianza que sus seguidores lo creen, lo apoyan y están dispuestos a sacrificarse por este, porque su esperanza está puesta en el nuevo orden que les promete el político. Pero cuando ha logrado lo que desea, no duda en dejar todo y llevarse su ganancia.


Fuente: Distal Libros


Aunque El Astrólogo es mi personaje favorito, debo admitir que Erdosain tiene un lugar especial no solo en este díptico, sino en todas mis lecturas. Desde el momento en el que lo vi entrar por la puerta de la gerencia, encristalada de vidrios japoneses hasta que lo vi ocupar el asiento siete del primer coche del convoy, donde se encuentra la cabina del motorista, apoyar la cabeza en el vidrio de la ventanilla y permanecer en esa actitud hasta la estación de Villa Luro, donde lo despertó el inspector para pedirle el boleto; todo ese tiempo, estuve con él. Estuve con él cuando Elsa lo abandonó, cuando Barsut se burlaba de él y cuando, más tarde, creía que había asistido a su asesinato en complicidad del Astrólogo. Estuve con él cuando se subió al tren 119.

Acá pueden leer y descargar la novela en PDF. ¡Felices lecturas!